La búsqueda.

Creo que nacemos destinados a buscar, qué buscamos, nadie lo sabe, cada quien busca algo distinto. Nacemos y buscamos crecer, nos convertimos en adultos,y, comenzamos desesperadamente a buscar un empleo, una pareja, un hogar, riquezas, y luego, todo eso se resume en algo más complejo, la búsqueda constante de la felicidad.

Pero existe un momento en nuestras vidas que cambia todo, ese momento en el que nuestra brújula se queda sin dirección porque no existe un camino claro, es ese momento en el que nos marchamos, marcharse no es lo mismo, que tenerse que marchar, no sabe igual, guarda un sabor amargo.

Cuando sabes que te vas, no puedes pensar en nada, no hay direcciones, no se pueden hacer planes, se conoce el significado exacto de la incertidumbre; y entonces, se redirecciona nuestra brújula y comienza la búsqueda una vez más, pero de algo mucho más complejo, un lugar, nuestro sitio en el mundo.

Emigrar es un proceso muy complejo, no es para nada lineal, y todos, en algún punto del proceso nos vimos buscando desesperadamente ese lugar, un lugar para nosotros, para sentirnos seguros nuevamente, para hallarnos a nosotros mismos otra vez, para no sentir que flotamos mientras el mundo no se detiene ante el vacío que nos congela por dentro, cómo es posible vivir con el alma en otro sitio.

Seguimos la búsqueda mientras batallamos porque nos hacen sentir diferentes, porque tu acento no se escucha igual al de ellos. Nos consuela saber que los sueños se cumplen, y que ya, de alguna manera, vencimos, porque fuimos capaces de superar el miedo a comenzar desde cero, el miedo de lanzarnos al vacío y pretender que la vida nos cupo en esa maleta.

Yo continúo en mi búsqueda constante desde el día en que me tuve que marchar, espero que ustedes hayan podido encontrar el suyo.